Llegué a tener las pruebas de impresión para corregir, inclusive el diseño de la tapa del libro, una imagen impactante que no encuentro en Internet, era un cuadro llamado "La pasión de Eva", una mujer desnuda, envuelta en un manto rojo, con tacos altos y crucificada. Pero como Elpidio Isla nunca le pagó al Taller Gráfico Negri de la calle Chacabuco 1038, Capital Federal, ahí quedó todo. Yo me había, literalmente, empeñado para publicar mi libro, aquello me valió el ingreso al temido Veraz, entre otras cosas, y ya no podía emprender sola la edición, mucho menos la distribución. Consulté abogados, traté de hacerle juicio al estafador; la S.A.D.E. se lavó olímpicamente las manos; por aquella época se escindió, luego de la muerte de su director Carlos Paz.
Al menos tuve la satisfacción de que mi primer maestro en un taller literario, Vicente Zito Lema, siendo Director Académico de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, escribió el prólogo para mi novela. El día que lo leí, lloré toda una tarde...
Después escribí otras cosas, participé en concursos, hay algunos cuentos míos publicados, pero durante años he tenido sepultada esa novela que me produjo tanto sentimiento de frustración. Desistí de publicarla en forma de libro. Ahora se me ha ocurrido ir publicándola poco a poco a través de este blog, siempre y cuando haya lectores que se interesen por ella. Y así podré sacármela de encima, porque ya me molesta... es un estorbo que me impide seguir escribiendo.
Laura: ánimos, hay que pelear, "el futuro es nuestro por prepotencia de trabajo". Un abrazo grande, estaremos pasando por aquí.
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