jueves, 6 de febrero de 2025

MISCELÁNEAS ESDRÚJULAS

 PÁRAMO

Cuando ellos lleguen desde las estrellas y posen sus naves en este campo, nada encontrarán. Unas totoras secas sobre la greda de lo que fue la laguna; plástico inerte, alguna herradura carcomida por el óxido, huesitos tristes. Silencio de pájaros, vacío de nidos.



SUBTERRÁNEO

¡Por fin llegamos a la estación Carlos Pellegrini! Aquí se baja la mayoría, hace un calor de locos y mucho mal humor. 

El pibe del sombrero de pana con una pluma fucsia parece una cigüeña con ese pescuezo largo, o una jirafa. No, más bien un personaje de un cuadro de Modigliani. Es un joven viejo, anacrónico, con ese atavío pasado de moda. Y viejo malhumorado, porque viene peleándose con otro pasajero, dice que lo empuja cada vez que baja y sube gente en las estaciones. Ahora el otro, con toda intención, le dio un codazo que casi lo tira al suelo, y el flaco de sombrero chilló de lo lindo. Se abalanzó sobre un asiento vacío. Bajé pero no pude olvidar su aspecto, un tipo así, con esa pluma fucsia en el sombrero llama la atención. Más tarde me lo crucé en un bar, y otro bicho raro como él le decía: “Tenés que ponerte una rosa en el ojal”. “No, mejor un clavel” respondió el flaco. Cuando pasó a mi lado me empujó porque sí. Un chiflado. 


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